10.9.10

I’M A ROCKER

“Don't care for me, I don't care for you
So let me live my life just like I want to do

Yeah the clothes that I wear and the colour of my hair
I'm a rocker
I don't need your style, I walk the Murder Mile 'cause
I'm a rocker”

The Anti-Nowhere League
”I’m A Rocker”

En los últimos meses, o par de años para ser más precisos, hemos sido “beneficiados” los fanáticos de la música con una copadísima agenda de conciertos y presentaciones en vivo que hace 10 o 15 años, cuando uno crecía con los casetes era inimaginable. En esos tiempos existían los magnos eventos pero solo a escala de 1 al año, el año de Guns N’ Roses en Chile, el año del Monster of Rock de Kiss, el de Ozzy, y de a poco esto fue aumentando hasta alcanzar los niveles casi ridículos como el de ahora en que al final en lugar de agradecer tanta visita, uno termina en el pésimo ejercicio de poner en la balanza a los artistas de acuerdo al presupuesto de cada uno.

concierto

El fenómeno, a simples rasgos esta dado por la baja en la venta de discos y en el negocio global que las productoras han descubierto a costa de los fans. Un simple dato extraído de la edición de Febrero de 2010 de la Rolling Stone chilena señala que la banda que más dinero recaudo en 2009 con sus giras fue U2, con US$ 311.637.730 en 44 shows, mientras que en el decimo lugar se encuentra Metallica con US$ 76.613.910 en 66 shows. U2 y su discurso social se caen a pedazos ganando millones, cuadriplicando las ganancias de Metallica en un tercio de shows menos.
Mientras, por otro lado, Live Nation se vio obligada a fusionarse, por nada menos que 2.500 millones de dólares con Ticketmaster debido a la crisis. “Estamos convirtiendo dos monopolios en un supermonopolio” acusaban los opositores entre los que se cuentan Wilco y Bruce Springsteen. El negocio de las disqueras ahora es el de las productoras.

Por otro lado esta el tema de la sectorización de las ubicaciones, que viene a distinguir a los fans de acuerdo a su poder adquisitivo. En otras palabras, toda la maquinaria capitalista en su esplendor ‘al servicio’ (sirviéndose, más bien) de la música. Esto ha generado, según se puede observar en las discusiones en la web o con amigos, que esta sectorización tiende en realidad a desvirtuar ciertos conceptos como el de ‘fan’. Se generan odiosidades entre aquellos que reclaman por los excesivos cobros y entre ellos que defienden los precios justificándose en comparaciones con países del primer mundo, es decir, cada cual desde su perspectiva adquisitiva.

mapas

Con la sectorización además se tiende a confundir al fan más acérrimo, al melómano amante de los detalles y al publico en general a partir de la idea errada que quien sea más fan tiene que estar “como sea” más cerca que el resto de su artista preferido, para confirmar y auto convencerse de su fanatismo. Un fanatismo que es absolutamente un concepto subjetivo y pretende transformarse en algo tangible y canjeable por dinero en efectivo, o en cómodas cuotas. De nuevo, el sistema gana.

Entonces, donde queda aquel (a esta altura romántico) sentimiento de rebeldía y contracultura que movía a los pioneros del rock, en los recordados años 60.

La concepción del arte como un vehículo para la transformación revolucionaria del hombre y la sociedad reside en su afán creacionista, es decir, en su postulado libertario. Y esto puede articularse mediante tres vías:
- El arte es un juego, lo mismo que el sexo, la educación, la política.
- El arte es experimentación, que reúne y condensa los logros previos de su historia y sintetiza cualquier realización que la creatividad humana establezca como propuesta artística.
- El arte es militancia, militancia que llama a la acción directa, al uso soberano de la calle y el espacio publico y a destruir el concepto burgués del arte/espectáculo, sustituyéndolo por un planteo constructivo, educador, integrado al centro del espacio vital cotidiano.

El rock se hará parte en la contienda desde la alborada de la década, asumiendo estos roles no como un derecho a aspirar, sino todavía más allá: la certificación que establece a la libertad como condición básica de toda vida y aliento humano. Libertad que la urgencia de ser felices aquí y ahora torna irrenunciable.

El rock será entonces, la arista más visible en la propuesta global pro-artística que el underground o contracultura plantee como vehículo de cambio.

Fabio Salas “El Rock, su historia, autores y estilos”

Es entonces donde el concepto de sectorizar y hacer de la creación artística un gran negocio vuelve al aburguesamiento del arte que existía en los siglos anteriores y va absolutamente en contra de lo que esta música ha postulado desde sus inicios, es decir la libertad como eje de toda expresión. El seguidor de la música es solo un instrumento más para la gran industria del espectáculo que eleva cada vez más sus precios, cuando el producto es esencialmente el mismo, al menos en Chile, que el de hace 10 años, no hay grandes escenarios, gran seguridad, grandes servicios que lo justifiquen, solo grandes recaudaciones.

publico

Esta seguidilla de confirmaciones de conciertos masivos, parece no dejarle otra opción al seguidor de la música que resignarse a escoger a que concierto ir, es casi imposible poder costearlos todos para la mayoría, por lo que en lugar de ser una alegría plena el asistir a un concierto, se transforma en un perverso juego donde se debe tratar de comparar fríamente aquellos sentimientos que nos produce el arte musical, ponerlos en una balanza y ver quien es más en una competencia que le va quitando sentido al arte. Finalmente es decepcionante para muchos saber que no asistirán a un concierto que tanto tiempo esperaron, presumiendo que estos artistas nunca volverán a nuestro lejano país.

Así piensan muchos, pero creo que es bueno tomarse un tiempo y determinar realmente cuales son las implicancias en todo esto, es paradójico el hecho que toda la industria del espectáculo nos pretenda hacer creer que serán conciertos ‘únicos e irrepetibles’ cuando todo parece indicar que no es así, que esta avalancha de shows se mantendrá por lo menos un buen tiempo, porque es la nueva manera de explotar el recurso musical que estas empresas tienen. Es su defensa ante la baja de ventas de discos y el aumento de las descargas ilegales.

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“Quiero ver a Mars Volta!!”

Por otro lado, también creo que es sano preguntarse simplemente “¿Que cambia si no voy a un concierto?”, claro, el fan más acérrimo o el que no se da cuenta o no le interesa que le metan la mano al bolsillo dirá que es una locura, con argumentos diversos pero poco alejados del que “Hay que ir!!” sin cuestionamientos ni dudas. Pero basta ampliar un poco la perspectiva y darse cuenta de que la música de aquel artista seguirá ahí, seguirá emocionándonos aunque no vayamos a su concierto, es lo que mueve a este arte, la creación por si mismo, el compartirlo y el disfrutarlo sobre todo ahora en que cada vez es más accesible conseguir la música. El valor que le damos a un disco o una canción no se mide ni en locaciones, ni canchas vip, ni cantidades de recitales que vamos, ese valor es personal e incuantificable, y seria bueno que de una vez nos diéramos cuenta de que es así de sencillo.





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2 comentarios:

grimmy on 10 de septiembre de 2010, 1:33 p. m. dijo...

'your music was to stay forever' como dice travel.
podemos tener ese pensamiento de darle tal valor a la musica, pero tambien tenemos que ser claros de que no es lo mismo escuchar los discos a verlos en vivo, es una experiencia totalmente distinta (en los buenos casos) en que de cierta manera logras conectarte con tus artistas, y eso es lo bonito de ir a un concierto, y por eso es tan complicado decidir a decir que no a un concierto por el hecho de que los tipos te meten la mano al bolsillo... pensar de que ellos destruyen el tema y te van a privar de esa experiencia, eso igual molesta... y molesta tener que estar a 500 metros en una cancha general peleando por estar mas adelante, mientras en la cancha vip se sientan en el suelo como si nadie mas les importara.. péro que podemos hacer? este pueblo chileno carece de organizacion, si fueramos mas organizados, tendriamos festivales decentes como los de Europa y a precios razonables, por que que en europa una entrada a un festival cueste $40.000 pesos chilenos como 50 bandas 20 veces mejores de las que estan aca y con ingresos percapita 6 veces mayores de los de aca no es para nada una justificacion..

en fin, hay mucho que hablar sobre este tema

verónicabas on 13 de septiembre de 2010, 11:58 p. m. dijo...

Oye pero si la comercialización de los conciertos viene desde el Monterrey Pop Festival en 1967, se venden tickets sectorizados y toda la pescá desde que el rock es rock, claro que en esa época aun tenia una cosa más romántica, pero el concierto de rock siempre fue una idea comercial, quizás Woodstock y algunas bandas que realizando grandes giras tuvieron algo de ese amor por la música y el arte, osea habían alternativas con músicos y promotores que se dedicaban a realizar el concierto como una expresión cultural, nosotros no tenemos esa alternativa, ese es nuestro problema.

Pero asumamos que es un negocio, y como tal, tiene de lo bueno y de lo malo, a ninguno de nosotros nos gusta que algo que amamos se comercialice tanto, pero somos los fans lo que hacemos comercial la música, nosotros somos el negocio y mientras haya gente dispuesta a pagar el precio que sea, no le veo mucho futuro a nuestros reclamos.

Yo escribi algo muy parecido en marzo de 2009, osea, a mas de un año el tema sigue exactamente igual. Quizás haya alguna solución cuando algún día logremos unirnos como fans y dejemos de ir a algunos conciertos grandes si los tickets son caros, asi en forma de protesta, a lo mejor eso haría retroceder un poco la usura de algunos promotores, pero conociendo la mentalidad individualista de muchos fans, sobre todo los mas jóvenes que siempre estan yendo al "concierto de su vida" tengan 15 o 25 años o ya sea The Mars Volta (que ha venido dos veces ya) y Iron Maiden (que se anota con 3 visitas), todos estos chicos "Wannabe" nos estan cagando la onda jaja!, y mientras no maduren, sera muy difícil lograrlo.

Todos los años vamos a estar reclamando exactamente lo mismo y los blogs se llenarán de posteos al respecto y todo seguirá todo igual, somos los fans los que tenemos que cambiar de actitud, dejar de ser un mercado tan manejable e influenciable, y como tú mencionas, dejar de creer que al perderse un concierto casi se pierde la razón de existir.

Yo me he perdido varios conciertos y los años me han demostrado que todo vuelve, y con mayor razón ahora que los conciertos son la entrada de dinero del artista, las bandas van a venir igual, mientras no se muera el vocalista o se separen todo bien :). Siempre habrá conciertos, Faith No More es el mayor ejemplo, se separaron para nunca más volver y mira tú, van para su tercer concierto en Chile en menos de dos años. PLOP!!!

Saludos señor!

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